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Enuncian la Teoría post-cuántica de la gravedad clásica

Existen determinados acontecimientos que requieren de un esfuerzo intelectual titánico, pero cuya importancia supone abrir una puerta tan inmensa, que pueden provocar un cambio de paradigma. Poner de acuerdo las leyes que rigen nuestro universo macro y las que imperan en él, aparentemente, caótico mundo cuántico parecía incluso más complicado que poner de acuerdo a dos partidos políticos españoles. Sin embargo, finalmente es posible que se haya conseguido. Me refiero a lo primero, lo de los partidos políticos ya es cosa de fantasía o de ciencia ficción, al gusto.

El asunto es que la denominada Teoría postcuántica de la gravedad clásica, no es tan rupturista con los postulados que rigen nuestra percepción del universo como a priori pudiéramos suponer. De hecho, en lugar de modificar la teoría del espacio-tiempo que postuló Einstein, modifica la teoría cuántica.

No voy a entrar en más detalles, por una cuestión de honestidad y pundonor. De igual forma que me apasiona lo imprevisible y maravilloso del mundo cuántico, o la infalibilidad de las constantes conocidas del mundo macro que percibimos a simple vista, soy un fervoroso defensor de la necesidad perentoria de disertar de aquello que conozco y comprendo, por lo menos en su mayor parte. No es el caso. Algunos pensaréis que soy una persona modesta, pero nada más lejos de la realidad. En medio de un océano de imprudencia y desatino, intento levantar la bandera del sentido común, que se basa en dos axiomas tan claros como contundentes:

El primero. Solo debo hablar de aquello que está en mi mano comprender y, por tanto, explicar.

El segundo. Únicamente, son respetables, y en consecuencia, dignas de observancia, las opiniones que suscriben lo anterior. O sea, que estén fundamentadas en el rigor, el conocimiento y si me apuráis, el empirismo. Aunque esto último es harto complicado dada la naturaleza inhaprensible del tema que nos ocupa.

Continuando con la noticia, un grupo de aventajados alumnos del profesor Openheim, han publicado un segundo artículo en la revista Nature Communications. En este, ya sea con la intención de socavar su reputación (este sería el caso sin lugar a dudas si fueran españoles), como de ayudar a cimentar la teoría de su mentor, han propuesto un experimento para comprobar la hipótesis.

Aquí voy a destacar algo que demuestra, que los científicos no dejan de ser humanos al uso simplemente con algunas conexiones neuronales a mayores. De hecho, parece ser que a algunos incluso les gusta el fútbol. El caso es que en un alarde de atrevimiento, cuando no de temeridad, digno de los más grandes y osados personajes históricos, se ha fraguado una apuesta entre el profesor Openheim, por un lado, y el profesor Carlo Rovelli, defensor de la gravedad cuántica de bucles, y el Dr. Geoff Penington, abanderado de la teoría de cuerdas, por el otro. 5000 a 1, ahí es nada.

A pesar de que me considero un defensor de los animales y de sus derechos, y no comulgo con la manía de jugar con la vida de un gato para explicar la excentricidad del universo cuántico (no sé si es dármelas de listillo subrayar que me estoy refiriendo a la paradoja de Schrödinger), lo que se busca, simplificando, es responder a la pregunta, ¿Por qué un gato respeta la física clásica y las partículas subatómicas que lo conforman no?

En definitiva, hay una esperanza palpable al final del túnel. Si se confirma esta teoría, la gravedad, esa fuerza que conocemos y sufrimos todos los días, podría ser explicada mediante una teoría cuántica. Entre tanto, y dado el devenir de los acontecimientos en la piel de toro, ¿Sería preferible que antes se alcanzara un acuerdo entre partidos enfrentados susceptibles de arrastrar a las masas enfebrecidas al desastre? ¿Quién sabe?

Fuente: FunMe- Diviértete aunque te duela

Publicado por Xurxo Esquío

Xurxo Esquío es un músico y escritor gallego que compagina esporádicas

actividades creativas con labores altruistas al servicio de la humanidad y del

interés general. Nacido en Ponferrada hace unos cuantos años, ha vivido y vive

en diferentes puntos de la geografía gallega. Si te encuentras con él, no dudes

en invitarle a un vino, sabrá corresponderte.

Aviso: este pequeño texto contiene algunas afirmaciones que podrían no ser ciertas.

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