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El triangulo de las bermudas espacial

Seguro que has oído hablar del Triángulo de las Bermudas. Pero y ¿del ‘Triángulo de las Bermudas espacial’?

Lo primero vamos a situarnos. Con el desarrollo de la carrera aeroespacial, hemos enviado trasbordadores, cohetes y todo tipo de naves y satélites al espacio con el fin de responder a muchas de las preguntas que el ser humano se ha hecho desde los comienzos de la humanidad.

Normalmente todo esto que enviamos al espacio lo mantenemos monitorizado y es bastante inusual que suceda algo inesperado, pero increíblemente una de las zonas más peligrosas para una nave espacial esta justo en el umbral de la Tierra a pocos cientos de kilómetros de la superficie.

Todo empezó cuando los científicos empezaron a observar que los satélites pasaban experimentaban cosas inesperadas y se producían ciertos errores en su funcionamiento cuando pasaban por una zona concreta del espacio. Siempre observaban que ocurría en un mismo lugar. Pero ¿dónde?

Localizado en un área enorme, entre América del Sur y el océano Atlántico, ocupa aproximadamente la mitad del tamaño de Sudamérica. Esta región se conoce técnicamente como la Anomalía del Atlántico Sur, aunque popularmente es conocido como: el Triángulo de las Bermudas Espacial.

¿Qué es lo que sucede aquí? Nuestro planeta, como sabrás, tiene un campo magnético. Básicamente un escudo que la protege de la radiación del sol, los rayos cósmicos, etc. Es fundamental para la supervivencia del planeta.

Desvía muchas partículas pero muchas otras quedan atrapadas en dos zonas de la magnetosfera terrestre, conocidas como los cinturones de Van Allen.

Podemos pensar en ellos como una especie de dos donuts gigantes tocándose por los lados, con la Tierra localizada en el centro.

Lo que pasa es que estos cinturones no están centrados en la esfera de la Tierra, son escudos imperfectos y esto es debido a que el centro del campo magnético de la Tierra está desviado de su centro geográfico: el campo magnético no es simétrico y hay zonas donde es más débil.

Esto hace que haya una región donde estos cinturones de Van Allen se acercan más a la superficie de la Tierra, el más interno de ellos, y que este a menor distancia de la superficie, a unos 200 km, estando el punto más cercano entre la zona de América del Sur y el Océano Atlántico

Podemos decir que es como una especie de hundimiento o depresión donde el campo magnético terrestre es más débil o como dijo la NASA “que permite que los rayos cósmicos y las partículas cargadas lleguen más abajo en la atmósfera”.

Cualquier cosa que se mueve por esa región del espacio es bombardeada por partículas cargadas de energía, siendo golpeando a unas 6000 partículas por cm2 por segundo.

A esa altitud, las naves espaciales en órbita terrestre baja pueden pasar periódicamente a través de este lugar, exponiéndose(y, en el caso de las misiones tripuladas, a sus ocupantes)a grandes cantidades de partículas de alta energía atrapadas, es decir, dosis de radiación dañinas.

Muchos satélites en órbita cercana a la Tierra pasan obligatoriamente por la anomalía varias veces por semana. Instrumentos tan famosos como el telescopio espacial Hubble pasa el 15% de su vida en esa región. (Foto: ESA)

Cuando eso sucede, el Hubble apaga rutinariamente sus cámaras sensibles a la luz para evitar daños, en especial tres de los instrumentos más vulnerables que lleva a bordo.

Otro caso lo encontramos en el año 2007, cuando la empresa de comunicaciones de datos y telefonía por satélite Globalstar perdió varios de sus satélites de primera generación. (Foto: Globalstar)

Los ordenadores e instrumentos a bordo de Skylab, la Estación Espacial Internacional, el transbordador espacial e incluso la Dragon de SpaceX han experimentado problemas técnicos u otros problemas al pasar por el triángulo de las bermudas espacial.

Por ello se han tomado ciertas medidas de protección, con un fuerte blindaje sobre las zonas que suelen estar ocupadas en la estación espacial. Además, los viajeros espaciales usan dosímetros para medir la exposición personal a la radiación en tiempo real para llevar un control.

Pero ¿y en la Tierra? ¿estamos a salvo? ¿podría afectarnos de alguna forma? La respuesta es que no. Así que quédate muy tranquilo. No hay impactos en nuestra vida diaria y, ante todo, los que estamos en tierra o volando a unos kilómetros estamos a salvo.

Fuente: Twitter

Publicado por José Martínez

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