El Códex Gigas, literalmente libro gigante, es un enorme códice del siglo XIII que actualmente se conserva en Suecia
Seguramente habrá personas que se pregunten si existen los libros malditos. Si pensamos detenidamente sobre ello, nos daremos cuenta de que el cincuenta por ciento de la cuestión anterior es cierta. Existen los libros, el tema del malditismo ya es otro cantar.
Difícilmente demostrable en el mejor de los casos, imposible de demostrar, en el peor. En todo caso, el Códex Gigas es uno de esos libros acreedores al título de libro maldito, o al menos, eso dice la leyenda.
Cuando su sobrenombre es la Biblia del Diablo, pues oye, alguna sospecha de que algo turbio se esconde o entre sus páginas o en su origen ya debes tener. No obstante, esto no fue óbice para que en su época fuera considerado como la octava maravilla del mundo. Es posible que no sepamos con absoluta seguridad que es el Códex Gigas, y tal vez nunca lo sepamos.
Sin embargo, hay varias cosas que sabemos a ciencia cierta que no es. Por ejemplo, sabemos con seguridad que no es un libro de bolsillo, porque está encuadernado en madera, tiene 620 páginas, pesa 75 kilos, mide 92 centímetros de alto, 50,5 centímetros de ancho y 22 centímetros de grosor.
Qué lástima no poder ver ahora la expresión de vuestros rostros. A ver, que no sé cuál es el tamaño de bolsillo que gastáis, pero a riesgo de equivocarme, diría que el libro en cuestión no cabría ni en el bolsillo de un vestido de Montserrat Caballé (cambiadlo por Demis Roussos si os parece machista la comparación).
También sabemos que el libro arrastra una leyenda negra sobre que da mala suerte a quien lo posee, estando relacionado con diferentes actos luctuosos y desastres. La verdad es que antes de acabar en la Biblioteca Nacional de Estocolmo, Suecia, cambió en numerosas ocasiones de propietarios. De hecho, se barrunta que los padres de Alberto Núñez Feijóo pudieran haberlo poseído por un breve lapso de tiempo, de ahí el engendro que trajeron al mundo.
Siguiendo con las características que conocemos del libro, sabemos de la burrada perpetrada en su configuración. En concreto, la piel de ciento sesenta burros fueron necesarias para conformar sus páginas.
Quién, como y cuando
El libro fue escrito en el Reino de Bohemia (actual Chequia) en algún momento entre el año 1204 y él 1230. Según la leyenda, en el monasterio benedictino de Podlažice vivió un monje llamado Hernán el Recluso.
Este infeliz, por h o por b, violó el código monástico del centro. Ante semejante afrenta, en aras de la ejemplaridad y el oprobio de los pecadores, fue condenado a morir emparedado vivo. Hasta aquí nada sorpresivo, la típica moderación y magnanimidad de la iglesia católica.
Sin embargo, el monje, queriendo evitar a toda costa tan épico y edificante final, ofreció al abad de la penitenciar… digo, del monasterio, escribir un libro en una noche. Pero, amigos y amigas, no un libro cualquiera, sino un libro que contuviera la biblia (vulgata) y el compendio de toda la sabiduría humana del momento. Imaginaros la ciclópea tarea, siglo XIII, toda la sabiduría humana del momento, como mínimo el equivalente a una memoria USB de 1 megabyte.
Además, este libro glorificaría al monasterio y lo pondría en boca de todo el mundo. Queda claro que en aquella época lo de los pecados capitales ya tal. Ahora bien, como te pusieras tonto, te emparedaban y aquí paz y después gloria.
El caso es que, continúa la leyenda, el hombre se encontró más sobrepasado que Rajoy en un examen de dicción, y vio claro que lo iban a emparedar sí o sí. Tened en cuenta que en aquella época no se habían inventado los crucigramas, ¿qué haces emparedado mientras te mueres y no? Es un final muy aburrido y cruel. Así que, no le quedó más remedio que mandarle un WhatsApp a Satanás, o bueno, el método de comunicación inalámbrica que utilizaran en aquella época.
Disculpadme, pero sobre esto la leyenda se mantiene opaca. El caso es que pactó con el diablo dos condiciones para que este le terminara el libro en plazo. Le daría su alma, un clásico; y la imagen del diablo saldría en el libro. Dicho y hecho. Es el único libro medieval en el que sale la imagen del diablo. Por supuesto, esta historia explica también por qué al códice se le denomina como la biblia del diablo.
En conclusión, el Códex Gigas se ha comprobado que mantiene la misma caligrafía y tipo de tinta. Esto asegura que es probable que efectivamente sea obra de un único autor. Este tuvo que ser alguien que, obviamente, pensaba a lo grande. Su lema probablemente sería «no hay libro grande, sino bolsillo pequeño», o algo similar.
El bueno de Hernán, fue un visionario. Uno de los primeros seres humanos que reivindicó al Antiguo Egipto y sus ciclópeas y desproporcionadas construcciones. Del modo que sabía, escribiendo un libro que pudiera matar a una persona si lo usabas como arma arrojadiza.
También existe otra teoría que asegura que Hernán era de Bilbao mismo. Ya se sabe como se las gastan los de Bilbo. ¿Quién sabe?
Fuente: FunMe – Diviértete aunque te duela